Odio este fondo espantoso que tengo en este blog, odio la tos, el dolor en el pecho, las ganas de vomitar, el malestar cuando como algo, levantarme, la luz, los ruidos, la gente, los médicos (qué irónico), literatura, catequesis, a mis ""amigos"", las preguntas de mi mamá, los comentarios asquerosos de mi papá, a mi familia extensa, la indiferencia de mi novio, la soledad, mis pensamientos, mi dolor. Sí, odio mi tristeza, me hace sentir cosas que me dan ganas de encerrarme en mi habitación con un té y una pastilla de cianuro. No soy extremista, no llevo todo al extremo. Siento, todo el mundo siente cosas. Todo el mundo siente dolor de vez en cuando, y yo, en este momento, lo estoy sintiendo, y como a nadie le interesa, lo tengo que escribir, a ver si algún fulanito/a pasa por acá de casualidad y lo lee.
A veces pienso, ¿qué sería de mí sin Tomás? Y lo único que se me aparecen en la cabeza son muchos puntos suspensivos. Es triste depender de una persona, que antes se notaba en cada célula de su cuerpo que daba hasta lo que no tenía por vos, y que ahora no es capaz de llamar ni una vez al día ni cuando yo misma le tuve decir en veinte mensajes de texto que estaba mal (en este momento está pasando eso) y no es capaz ni de llamar. El problema acá es que sin Tomás, no voy a tener a nadie con quien hablar, ni con nadie con quien salir.
Estoy perdiendo la confianza en él, en mí, en todo lo que me rodea. Me estoy preparando para golpearme con algo y reaccionar y despertarme, pero ese golpe no aparece, y también está el miedo de que sea un golpe grande, de que me hunda (como ya me estoy hundiendo) y que nadie me de una manito para salir del fondo.
Pero qué sé yo, se aprende a no esperar nada de nadie. Mis "amigas" no son ni capaces de pasarme a ver por mi cumple ni de regalarme al menos MEDIO caramelo. Yo me repito y le digo a todo el mundo que no me importa, que ya fue, que yo soy fuerte, que yo puedo vivir sola, que yo puedo ayudarme sola, que yo no lloro por esas cosas, que yo me la banco. Pero ni yo me lo creo. No soy fuerte, no puedo sola, y no me quiero bancar más cosas. Quiero compartir mi peso, mi dolor, mis alegrias, quiero compartir todo con alguien, para que no pese tanto. Yo di mucho de mí a todas las personas que me importaron. Tal vez di demasiado, tal vez perdí mucho. Lo más razonable sería que si yo estoy para alguien, que el otro esté para mí. Pero no, es mucho pedir hoy en día... Pero no voy a ser despechada con nadie. Tendré que aprender a caminar sola.
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