lunes, 26 de septiembre de 2011

Y esta culpa es un invento más.

Qué pocas ganas de ir al colegio que tengo. Siempre que me peleo con Tomás tengo muy pocas ganas de hacer todo. No sé porque me enojo, pero hay tantas cosas que me sacan y no puedo controlarme, me falta mucho por caminar parece. Y lo peor es que ya a el no le afecta pelearse conmigo, y a mi sí, y mucho. Lo castigo a él, e (in)directamente a mí. Ninguno sale ganando, pero yo sigo metiendo discusión. Yo nunca quise una relación después de la última que tuve, por el hecho de que soy muy susceptible a todo lo que el otro hace. Pero no le pude decir que no, y gracias que no pude decirle que no. No dejo vivir porque yo no sé vivir bien. Lo hago inconsciente, no lo pienso, sólo me enojo, sólo reacciona. Me encantaría ser la novia liberal, que siempre se está riendo en vez de causar discusiones; ser la novia que sólo ve lo bueno, que no le interesa lo que el otro hace mal. Me gustaría estar sola, sin nadie a quien cuidar y nadie que me cuide. No quiero tener más una relación, no quiero, no me sale estar con alguien bien. No me sale hacerle bien al otro, ni hacerme bien a mi misma. Siempre busqué compañía, porque le tengo miedo a la soledad. Pero parece que me acostumbre a ella, y al final, yo creo que es el mejor camino. Pero ya no lo puedo dejar, no puedo cortar la relación, no quiero. Sólo desearía no haberla empezado, no haberle respondido, no haber salido con él, y poder estar sola. No se hizo nada mal, el problema acá soy yo. Él es perfecto, es hermoso, siempre va a ser mío. Siempre va a ser el mejor. Siempre lo voy a amar, siempre lo voy a cuidar, siempre voy a estar enganchada a él. Pero yo no funciono en una relación de dos, porque o me olvido de mí o me olvido del otro. Son cosas que intento cambiar hace bastante, y voy a seguir haciendo el intento, porque yo quiero que él sea el último que me toque, el ultimo que me bese, mi ultimo novio, mi ultimo todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario