martes, 25 de octubre de 2011

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Empecé mi dieta y estoy terminando con Tomás. O eso parece esta vez (como todas las otras veces). Él no quiere pasar a hablar y prefiere ir al gym… bien por él y por mí, me la hace mucho más fácil. Mañana le voy a decir que desde hace unos meses no es el mismo, que ya ni se preocupa por nada mío, ya no llama, ya no manda casi mensajes, ya no me trata igual. No es del Tomás que me enamoré, aunque siga enamorada (creo) de él. A veces tengo muchas ganas de empezar a conocer otros chicos, de empezar a tener otras “aventuras”, aunque yo sé que lo voy a extrañar horrores si estoy con otros. Me gusta estar con él, y viceversa, pero siempre algo caga todo, y me cansé de que pase eso todos los días. Lo intentamos cambiar, no pudimos. Me intenté cambiar, no pude. Intestó cambiar, no pudo. No lo conozco más, no sé quien es. Y no sé si me interesa conocer como es ahora. Las personas cambian y las relaciones duran porque siempre quieren volverse a conocer entre ellos. Yo no quiero, no me interesa. Cambió, y ya no me interesa.

No le corto porque quiero libertad ni porque estoy enamorada de otro, ni porque estoy mal ni porque ya ni se interesa. Le corto porque me cansé de remarla.

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